Para que cagues agusto

-Dolor-

¿Te duele algo?

¿Sufres?

Sufres, pero no te duele nada, nada excepto el paso del tiempo, nada excepto estar solo, no te duele nada excepto el espacio que ocupan los pensamientos en tu cabeza, nada excepto la incertidumbre de tu identidad, nada excepto tus reproches mas íntimos, no te duele nada excepto tu propio Miedo.

Ese es el Dolor del Bienestar, el más terrorífico efecto secundario de la calidad de vida.

Nuestro cuerpo ha olvidado qué es el dolor, pero nuestra mente se ha apoderado del concepto reciclándolo para sí, engendrando dolores barrocos que decoran nuestro instinto sufridor más insano.

Probablemente, de alguna forma, necesitamos sentir dolor de vez en cuando para comprobar que estamos vivos y que efectivamente sufrir es peor que no sufrir; visto así, nuestra sensibilidad sufridora sería, en efecto, un mecanismo veraz de mejora de la existencia que nos impulsa a resolver lo que nos hace sangre.

No obstante, el Dolor del Bienestar es tan pusilánime en realidad, que el impulso que nos inyecta no sirve prácticamente para nada... es un pobre engreído y dramático impostor. No nos hace daño, nos hace lamentarnos y revolcarnos una y otra vez en nuestra propia mierda.

Friedrich dijo “Solo sufre quien quiere vivir”.

-alimentate y sal de mi cabeza- dijo

Un francés con perilla me ha dicho que te ha visto muy delgado atendiendo a tus clientes en el blanco hall con la mejor de tus sonrisas existencialistas. ¿Los llamas clientes, pacientes o victimas? Siempre me lo he preguntado... el límite entre estos 3 términos es tan burocrático y depende de tantos factores a veces, que nunca lo tengo claro.

La última vez que nos vimos, yo iba disfrazada de budista con botas de cowboy y tú de estrella estrellada del rock&roll postmoderno, estabas flaco, te lo dije, sonreíste y no quisiste responder... Es que no comes bien? No duermes acaso? No escribes ya? No follas? No cantas? No ríes? Según yo, las tres primeras acciones debieran haberte engordado, mientras que las tres últimas te habrían puesto fuerte. No me atrevo a espiarte, puedes estar tranquilo, no me he atrevido nunca, tal vez lo sepas, pero cada día que pasa me sorprende más el hecho de que viviendo juntos no nos hayamos cruzado casualmente por los pasillos ni una sola vez en lo que va de año... es bastante extraordinario, no te parece?

Empiezo a sospechar que tal vez ya no existes, que a lo mejor nunca fuiste real y yo sola me lo he inventado todo, sería eso posible? Sería posible y triste, para variar.

Hazme un favor, aliméntate como es debido y sal de mi imaginación para siempre... sal de mi cabeza y colócate justo delante de mis ojos, ok?

Hoy he dormido sola

Querido Mundo,

Hoy he dormido sola. Estoy tan feliz que apenas me lo creo. Mis compañeros de piso se han largado para siempre y dispongo de dos días enteritos para disfrutar de la vida en solitario antes de que lleguen los nuevos inquilinos.

Compartir piso es un coñazo (generalmente), lo es cuando vives con tres extraños en un pequeño y oscuro piso sin jardín ni jakuzzy ni pista de eskiar ni vistas al Océano Pacífico.

Una de las antiguas inquilinas por ejemplo, llamémosla Beta, parecía sufrir un delicado trastorno hormonal que había hiperdesarrollado una supuesta glándula detrás de su oreja del piercing rojo que la inducía instintivamente a comportarse a como una malqueda marrana ibérica. Beta simplemente no podía evitar desparramar los alimentos por toda la cocina, y parte del pasillo, antes de cocinarlos, calcinarlos y engullirlos, ni podía evitar utilizar el suelo de toda la casa como cenicero para sus cigarros, ni podía evitar obsequiarnos de tanto en tanto con sus bastoncillos usados de las orejas depositándolos con alevosía en los rincones más recónditos del hogar, ni podía evitar dejar mechones de su áspero cabello hasta dentro de la nevera, ni podía evitar que su habitación se pareciera muchísimo a lo que queda de una rave indoors en la que se prometieron drogas y nunca las trajeron...

Estoy harta porque no hay una forma menos asquerosa de vivir en esta ciudad, qué tipo de gente puede pagar por sí mismos 900€/ alquiler + 200€/ luzaguagastelefonointernet + 200€/ alimento básico + 200€/clases “x” √ cada mes !? y además pretender ser una persona normal y permitirse el lujo de salir algún fin de semana, o tener coche /moto/perro, o poder comer fuera de vez en cuando, o infringir la ley y asumir el riesgo de multa, o reponer los zapatos agujereados, o ir a visitar a tu familia, o tomarte esas vacaciones a las islas Caimán que tanto te mereces... Me cago en Dios, y además de ser intrínsecamente desagradable, compartir piso es ILEGAL! No se qué tipo de persona puede vivir dentro de los márgenes de la ley tal como se conocen en esta maldita ciudad, pero yo no lo soy y desde luego no conozco personalmente a nadie que encaje con el perfil, excepto un par de ineptos hijos de papá (y de puta) que ya nacieron forraditos de billetes de quinientos euros en un micromundo donde además no necesitan ese forro para nada...

Si, supongo que nuestro sistema debe estar pensado para perros de pedigree, con babas de calidad, mierda resplandeciente, legañas de purpurina y pulgas de alto standing, porque sino no lo entiendo. Es como si nos hubiéramos inspirado en la propia inspiración de Dalí para recrear un sistema sociopolítico suprasurrealista. ¿por qué pagamos mas del 20% de nuestro sueldo de mierda para poder tener un médico inepto y antipático que solo nos puede “echar un vistazo” 3 meses después de haber estado enfermos, o para poder conducir por una carretera llena de baches y con peaje, o para poder empobrecerte alquilando (ni sueñes que te lo puedas comprar...) un nicho sin ascensor, ni luz solar, ni metros cuadrados, o para poder pagar las mil licencias, seguros y permisos que necesita tu negocio si quieres que sea legal, o para poder recibir multas cada vez que intentas aparcar cerca de casa, o para poder recibir multas si no censas a tu perro, o para poder recibir multas si estás harto de todo y decides cogerte un pedo en la plaza de enfrente, o para poder recibir multas si estás realmente cabreado y decides mearte en la puerta de tu ayuntamiento, o para poder recibir multas si estás auténticamente harto y cabreado y golpeas al agente de la ley que te está arrestando por mearte en la puerta de tu ayuntamiento, ...? y así sucesivamente hasta el infinito y más allá, o al menos hasta la cárcel, por haber golpeado al agente y por no haber pagado nunca ningunas de las multas anteriores... así que llamas a tu abogado, pero no tienes porque aquí eso no se estila (sabemos que existen porque lo hemos visto en las pelis), así que llamas a tu madre, o a tu pareja, o a tu compañero de piso ilegal... y le pides 3500€ para poder salir del cautiverio. Y aunque consigas salir, todo el mundo sabe, que una vez has estado en la cárcel ya no hay marcha atrás... tu futuro está avocado a una vida plena y alegre de rebelión y libertaria criminalidad personal... eso en el mejor de los casos, en otros casos también puedes traumatizarte definitivamente y dejar de comunicarte con el mundo tras haber padecido las archiconocidas experiencias de las duchas penitenciarias, o también puedes hacer como si nada hubiera pasado y empezar desde el principio para volver, probablemente, al mismo punto al cabo de pocos años, o incluso meses.

En total! Que no quiero tener que compartir piso nunca maaás!!

Pasado perfecto de subjuntivo

En algún momento de mi alguna vida alguien hubiera cuidado de mi y hubiérase preocupado por mis andares, posiblemente.

Hacer cansa.
Estoy cansada de cansarme a solas, como se cansa un gato que camina un bucle infinito de tejados mojados en una noche perruna que Nuncacaba.

7 metros √ 3 plantas ≤ 45 escalones ≈ 1 beso: Impracticable la ecuación para un ágil experto en ajedrez evasor.
Ausias Marc de Ojosduros Sinacceso. Duros los ojos y duro el mirar, que se encrespa y se enroca como hace la mar en otoño solero de olas caídas que crujen rojos reflejos del sol. Duro como duro hubiera sido un ratón de mármol moreno para el gato tejero que se queda con hambre, en silencio, sin sueño y sin voz.

Cables, teclas, chips, y widescreen.

Resucitan mi ánimo baldío-noctámbulo sus lucecitas azules antisépticas y ese murmullo inconstante-metálico que es como su respirar, o su corazón, o su digestión, o me da igual qué, pero alguna parte de su organismo imaginario que tanta falta me hace inventar.

Mil veces y una más, han hablado los poetas sin saberlo del delicado resplandor áureo-azulado que rutila su pantalla, pensando que tal añil solo podía vivir en el iris cristalino de sus musas más selectas; e igual que todos ellos hicieron a lo largo de tantos siglos de civilización orientoccidental, decido obnubilarme con su tornasolado resplandor de 17 pulgadas widescreen e intento soñar algo...

Apenas resulta, pero me retuerzo entre las sábanas, demasiado limpias, demasiado nuevas, demasiado entretenida entre los pliegues, forzando un sueño que comienza en las arrugas rojas del horizonte de Karson City, en algún lugar entre Despierta e Insomne, Arizona -ciudades ambas muy similares, pero el sol duele mucho más en una que en la otra, una existe para soñar y la otra para dormir-.