A veces pienso en el
madera que yace en el
tercer puesto de la segunda fila del
primer hueco
y entonces pienso en que
a veces la felicidad si se
puede comprar
y luego pienso otra vez
en el Lady Dragon de
madera y lo miro de arriba abajo
y luego hurgo en mis
bolsillos
y luego sigo caminando
hasta la playa
y luego allí
me quedo a ser feliz
pasando
mucho frío desde la orilla del mar
congelando
mi sonrisa para que dure más
.