Mejor así. Respiró a conciencia, buscando alimentarse del dulce olor a mar oscura que enloquecía las hormigas de su nariz. El primer bocado de ese aroma siempre producía terremotos de epicentro incógnito y remoto en varios puntos de su memoria más primitiva; después la calma, la sonrisa, la lágrima y la fuerza...
Siempre le habían enseñado a ignorar el miedo, a trucarlo por respeto, o recelo, o alarma según contexto, sin embargo nunca consiguió creer en su ausencia y una tarde, CeBé abrió la puerta a ese tipo de ojos negros cuya sombra absoluta se había alargado durante años hasta el umbral de su boca abierta. Antes de dejarlo pasar, besó al fantasma de voz tan muda, para después cerrar la puerta tras de sí y poner rumbo al aire del ocaso que oportunamente se agachaba desde el otro lado del horizonte.
Nunca más volvieron a casa. Nunca más necesitaron casa.
Mirar al miedo de cerca la hacía viva, desafiarlo la mantenía fuerte.
7 comentarios:
me ha encantao!
me hace reflexionar acerca del miedo y del concepto qe normalmente se tiene de el...
creo pensar que realmente el sentir miedo nos hace más vivos, más conscientes, nos hace PENSAR, y en mi caso, no solo me refiero al hecho de pensarte las cosas dos veces, sino a la simple accion de hacer cosas con la mente.
además, me ha gustado el ambiente fotográfico del texto, en serio, me he sentido como en una foto en blanco y negro.
aver si me pongo yo las pilas tb, que ya va tocando.
saludito!!
Depende mucho del tipo de persona también, hay gente q si, q el miedo le hace vivo, astuto, le afila los sentidos y le mejora, pero hay otra mucha gente q el miedo les agarrota en sus movimientos, les hace ser mucho más conservadores (de forma de vivir, no ideológicamente claro) y hasta les puede hacer disfrutar menos
pero bueno, depende de q tipo de personas seas, y de como afrontes las cosas, como todo en la vida!
saludos!
Nunca más volvieron a casa. Nunca más necesitaron casa
Me ha encantado esa parte
Te tomas tiempo para actualizar, pero merece la pena
^_^
Miedo. Miedo al miedo. Miedo a no ver, a no oler y a no sentir. Miedo a cerrar los ojos, a volverlos a abrir, a las miradas vacías y a los agujeros llenos de ojos que miran pero no ven, y ver que sienten miedo por no ver mientras miran. Miedo a las cadenas de barro que arrastran niños bajo el intenso calor del desierto. Miedo a la fría sensación del dolor que siente mi cuerpo cuando miro al horizonte y todo se vuelve negro. Miedo al silencio. Miedo al ruído que producen los llantos de aquellos a los que tan sólo se les ha permitido sentir miedo. Miedo a no saber que hacer. Miedo a vivir con miedo...
EfeDé, lo que describes es un temor angustiante... que produce barreras, paraliza y encoge; es el efecto del miedo cuando no lo miras de cerca y lo desafías
Ahora imagina que en vez de haberlo escrito yo lo ha escrito uno de los que cada noche, delante del portal de mi casa, se preguntan si a la mañana siguiente volverán a despertar.
Hay que mirarlo de cerca y desafiarlo, pero no siempre se puede.
Siempre se puede, lo que no se puede garantizar es el éxito... pero el éxito no es lo más importante.
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