26.10.08

Fantasmas en la arena

Quú, aun no sabía si realmente quería acercarse al caballo que llevaba días acompañando por la arena y por los sueños del desierto del calor. Era feliz viviendo del polvo azul que desprendía la estela de sus crines, y aunque nunca había conocido forma más hermosa que el recorte de su cuerpo contra el cielo, Quú no estaba seguro de que ese animal fuera real, ni tampoco tenía ningún interés en comprobarlo.

Todo empezó una mañana a las 6.45h, cuando Quú no llegó a tiempo al disco verde del semáforo, y tuvo que frenar, apoyar el pié izquierdo en el asfalto y subir la visera del casco que le obligaba a verlo todo de color azul; fue entonces cuando vio por primera vez a ese caballo. Estaba cruzando la carretera a 200m del semáforo, dónde la colina hacía del asfalto un horizonte negro cosido al sol.

El semáforo cantó verde y Quú apretó muñecas hacia la colina; allí se detuvo, dejó su moto en el arcén y cruzó la carretera sin preguntar por qué. No quería llegar a la oficina, no quería tocar las teclas de su pc, no quería siquiera volver después a su casa y hacer las cosas que hacía en su tiempo libre, y desde luego no quería ponerse a cambiar su vida ahora que se había convertido en un señor, así que dejó caer su abrigo al suelo y decidió seguir al caballo cuya silueta aun podía ver a lo lejos. A partir de entonces se llamaría EfeDé. Sería otra persona, sería él, esta vez si...


-No, Quú?


19.10.08

El velero en la bañera

Con la impertinencia anabólica de sus palabras

se abrió paso entre los peces de la bañera

atravesando las burbujas de jabón

y la aduana dúctil de mis piernas.


Mercancías ilegales en remojo,

naufragio de ideales infrarrojos,

y de reojo el encarnado resplandor

del mar abierto en canal

rebanado por la proa del velero

delegado pertinaz del Amor Verdadero,

estado inocuo y abismal

en el que creo que no creo.


Siempre fui yo


Me quiere dócil como un Cadillac del 58

discreta como los pasos de un sospechoso

tan fiel como una escama a su serpiente

y hambrienta como un vampiro sin dientes


Me quiere cautiva como la sangre en el corazón

Tan maniatada como María en la anunciación

Amordazada como un disparo con silenciador

E inmaculada para el veneno de su aguijón


Me quiere sin importarle quién sea

Todo se piensa y luego se crea

Me quiere en blanco, pincel en mano

Once minutos para inventar mi pasado

Y pasa de largo pasando por alto

Que solo existo en el óleo de su cuadro

Que nunca me quiso, que nunca me vio

Que siempre fui otra, que siempre fui yo


14.10.08

Estado de lujo


Con el cráneo enguatado de postales tuyas

Como una tienda de souvenirs en el polo sur

Con las fotos pegadas a mis pestañas

Como un mapa de insectos en el parabrisas del autobús

Con un mosquito alquilando el piso franco de mis entrañas

Como una beata huída a la casita de neón azul

Con las medias rotas como una percha sin ropa

Con la pupila roja como un perro andaluz

Con un cheque en blanco flotando en el agua de un vaso

Como un sol cerrado por falta de luz

Dando cuerda al carrusel

Meando en la pared

Hablándonos de usted

Tratando no volver

Volviendo a no tratar

queriendo recordar que el olvido

es un estado de lujo que no se puede comprar.

10.10.08

María llena eres de gracia

- María, tus padres no son estos señores... ¿podemos ir a dar una vuelta?-

María dijo que si sin perder de vista la pupila dilatada de su madre, que no parpadeó, ni asintió con la cabeza, ni tragó saliva.

La vuelta fue técnicamente perfecta, el tipo de jersey azul la cogió de la mano y giró con ella hasta el otro lado de la piscina.

-¿Sabes qué es una probeta, María?-

María miró al suelo buscando grietas, hormigas, ramitas, caca de gallina, o silencio.

-Esto es muy difícil de explicar, cariño, mírame anda...

María levantó sus 8gr de pestañas púrpura y con lo que apareció bajo ellas examinó el rostro de ese tipo que había venido para explicárselo todo por fin. Pensó que las arrugas de sus ojos eran hermosas, como alas del ave de la risa a cada lado de los dos disparos limpios que tenía por ojos; un dolor casi palpable bajó por su frente obligándole a cerrarlos y apretarse el ceño con las dos manos.

-María, cielo, he venido a explicártelo todo ahora que te has hecho mayor... todos estábamos impacientes por que llegara este día, y ahora que ha llegado el momento no encuentro la forma de...- el tipo dejó de hablar, se llenó de oxígeno y miro al suelo, tal vez buscando grietas, hormigas, silencio...

-¿Eres tú mi padre?-

-No, no cielo, bueno más o menos no...-

No encontraba la forma de explicarle la verdad porque a pesar de todo no encontraba la forma de poder creer que María fuera una realidad. Buscó distancia más allá del seto del jardín, más allá del corral, más allá de la sierra, más allá de la autopista, y más allá de la estación científica en la que había nacido María.

-María, eres el primer ser humano creado exclusivamente a partir de materia reproducida en un laboratorio científico. Eres el primer ser humano cuyo genoma ha sido diseñado íntegramente por nosotros. Eres el primer ser humano de la historia sin padres... Ahora cariño, tienes que venir conmigo, queremos enseñártelo todo.



9.10.08

·} Poder temer

CeBé tuvo miedo mientras bajaba el vuelo de su falda hasta la cornisa de sus rodillas dobladas. Refrescó sus ojos con un parpadeo duro y giró el rostro en dirección al aire nocturno para que se helara el filo negro de sus pestañas y poder llorar.

Mejor así. Respiró a conciencia, buscando alimentarse del dulce olor a mar oscura que enloquecía las hormigas de su nariz. El primer bocado de ese aroma siempre producía terremotos de epicentro incógnito y remoto en varios puntos de su memoria más primitiva; después la calma, la sonrisa, la lágrima y la fuerza...

Siempre le habían enseñado a ignorar el miedo, a trucarlo por respeto, o recelo, o alarma según contexto, sin embargo nunca consiguió creer en su ausencia y una tarde, CeBé abrió la puerta a ese tipo de ojos negros cuya sombra absoluta se había alargado durante años hasta el umbral de su boca abierta. Antes de dejarlo pasar, besó al fantasma de voz tan muda, para después cerrar la puerta tras de sí y poner rumbo al aire del ocaso que oportunamente se agachaba desde el otro lado del horizonte.

Nunca más volvieron a casa. Nunca más necesitaron casa.

Mirar al miedo de cerca la hacía viva, desafiarlo la mantenía fuerte.



5.10.08

Alguien me dijo una vez que Lunes venía de lunático, o al revés, que mas da.


Fin de fin de semáforo

Fin de fin de semántica

Fin de fin de semana


Noche luciérnaga

Mañana sin luna

Lucha de lunares

Indiscutiblemente Lunes

Naturalmente lunático


Día primavero

De primero y verdadero

horas perigúenzas

de perífrasis y vergüenza

minutos primerdugos

de primates y verdugos


virtud a las vísceras

victoria a las victimas

y vice a la versa.


3.10.08

Hoyaquiniano

EleÁ tiene 32 años y esta mañana ha decidido que a partir ahora va a vivir en el espacio que ocupa su sombra al despegarse de su piel para ir a estrellarse contra el suelo.

Ayer a las seis de la tarde tomaba café a los pies de 3 cactus gigantes que conforman su escueta colección botánica; probablemente, era una tarde idílica ya que corría la última brisa cálida del otoño, su agenda lucía completamente vacía, la luz parecía vapor de oro, y EmeGé se estaba encargando de pasar las páginas del periódico que él mismo había traído.

Después de leer la página 12 especularon acerca de lo rentable que sería aprender mandarín o cantonés ahora que china iba a conquistar el mundo por fin. En la 17 la Generalitat había montado un mercadillo de animales selváticos que habían sido abandonados al quebrar el safary donde eran exhibidos; EleÁ y EmeGé fantasearon con la posibilidad de tener su propia manada de lechwes en la terraza si ahorraban un poco ese mes. Entre la página 22 y la 24 Estados unidos decidió en su senado que no quería comprar los activos económicos tóxicos del resto de occidente; EmeGé se regocijó por el inesperado sentido de democracia que estaban demostrando con ese gesto pseudosuicida, y EleÁ que no entiende de democracia dijo que era porque ya estaban viejos para seguir jugando a los Super Héroes.

El resto de las páginas se esparcieron por el suelo con la brisa del otoño como las hojas caducas de cualquier haya en estos tiempos, y un dedo índice retó al cielo –Pues yo creo que los poderosos chuchurridos deben estar planeando vender muchas más armas a todos los rincones del mundo donde siembran guerras que les dan dinero, y también fabricarán enfermedades para que compremos sus medicinas especiales, y así recuperarán el dinero-. Luego una ceja izquierda retó al cielo también –Qué dices, ese dinero no existe, nunca existió ese es el problema, no hay nada que recuperar, solo sucumbir a la siguiente potencia-

Y después

silencio,

confusión...

Sueño.

Todo parecía un sueño al que no pertenecieron nunca personalmente, solo asistían a él y a veces él asistía a ellos.

Si a EleÁ le hubieran gustado los tatuajes esa misma noche se habría cosido a tinta un gran SOYHOYAQUÍ en la arteria coronaria. Pero como no le hacían ni fu ni fa, puso la tinta en un papel y en su alma, de tenerla, causo el mismo efecto eternizante.

Por eso al acabar la noche, EleÁ miró a su propia sombra y se hicieron inseparables por primera vez en sus vidas.