se llevó el café a la boca
se detuvo en el borde de la taza
se dejó llevar por el dolor de cabeza
se imaginó que podía decirme cualquier cosa
se olvidó de todo lo que había aprendido hasta entonces
se puso las gafas de sol encima de los ojos, luego sobre el pelo,
a modo de cornamenta
creo
y
se acercó para decirme
hay algo muy importante que esa listilla a la que tanto te gusta leer ha olvidado incluir en su lista: a las mujeres nos disgusta mucho compartir las cosas con otras mujeres. Ni siquiera estamos dispuestas a acceder con las piezas que no nos pertenecen, especialmente cuando huelen a hombre.
no vuelvas a llamarme, cerdo, porque me vuelves loca, pero no pienso sacar los dientes por ti.
se terminó el café, que ya estaba frío
se bajo las gafas de sol hasta el escote
se acercó para darme un beso
y
dejo la carroña
para otra zorra.
whole lotta love
3 comentarios:
oooooooleeeee!
si señor, fuera carroña!
p.d: ma encantao lo de la cornamenta jjejeeje
Los cerdos, esos seres capaces de hacernos levitar para luego empotrarnos contra el suelo, sin piedad.
Las zorras no siempre sentimos predilección por ellos aunque, por lo que se ve, ellos son adictos a nuestras gafas de sol, entre otros menesteres.
jajajaja, con un par...
feliz 2009
un besazo
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